viernes, 31 de agosto de 2007

Indagando

El otro día, en la zona de frutas y verduras del supermercado, me llamó la atención un bulbo que desde hacía tiempo había despertado mi curiosidad por ser autóctono, fácilmente encontrable por estas latitudes y sin embargo poco usado en nuestra cocina. Hablo del hinojo, que aparentemente se utiliza bastante en Italia (tienen incluso una variedad propia, más dulce) y personalmente, me lo he encontrado también, más de una vez, a modo de acompañamiento de pescados, sobretodo, en Francia. Es una planta la mar de simpática que vive en los bordes de los caminos y desprende una fragancia anisada increíble.

Informándome sobre su historia, he descubierto al parecer la empezaron a consumir griegos y romanos y en la edad media se le atribuyeron algunas que otras mágicas propiedades. Con una historia tan lejana seguramente existiría alguna tradición culinaria de los mismos bulbos por estos nuestros lares y efectivamente la he encontrado. En el libro de Manuel Vázquez Montalbán , en el capítulo de cocina de las Illes Balears, aparecen unos bulbos de hinojo rellenos de sobrasada que despertaron mi curiosidad y me puse manos a la obra. Utilizé sobrasada de de Porc Negre que es una variedad de cerdo autóctona de Mallorca muy apreciada. Y que no os engañen, el tesoro de Mallorca no es únicamente la ensaimada (con grasa o saïm de cerdo) sino toda una tradición culinaria que gira entorno del cerdo y las matances. Va a ser que al final la dieta mediterránea no será tan sana?

Bulbo de hinojo a la mallorquina


1 bulbo de hinojo
1 lonchita de sobrasada
1 cdp de pan rallado
1 sofrito de 1/2 cebolla y un ajo
1/2 huevo batido
1 galleta salada mallorquina (la clásica Quelis®, aunque yo he usado craquers)
perejil
sal y pimienta

Hervir el bulbo de hinojo partido longitudinalmente durante unos 10 min o hasta que esté tierno ya que dependerá de su tamaño. En cuanto esté, vaciar el centro del bulbo y picarlo en daditos.

Precalentar el horno a 180º.

Mezclar en un recipiente el resto de los ingredientes (salvo las galletas), incluidos los centros de hinojo y rellenar con esta mezcla los bulbos (anda si hasta parecerá un crumble). Aplastar groseramente las galletas y cubrir con ellas los bulbos. Poner al horno durante 20 min o hasta que las galletas se doren. Servir acompañado de salsa de tomate.

Bueno, os lo tengo que contar, por muy tradicional y muy lo que queráis que sea esta receta, pues no nos apasionó. La verdad, el aroma del hinojo crudo es una auténtica sensación pero al cocerse pierde este encanto y la verdad, poco le queda. Mi intuición esta vez me condujo por unos derroteros un tanto desangelados. Siento desanimar pero no creo que la repita.

jueves, 30 de agosto de 2007

Nací en el mediterráneo



Sobre si existe o no la mediterraneidad, si es un ítaca o una realidad y sobre su vertiente culinaria se podrían rellenar millones de posts sin por ello llegar a nada concluyente. La cocina mediterránea, tan de moda, tan sana, es real o una falacia sacada de la manga con fines bussinísticos? Creo que en la cuenca del mediterráneo existe el denominador común de los ingredientes condicionado por la situación geoclimática que comparten los pueblos asentados en sus orillas. Esto, aderezado de interacciones, interferencias e invasiones a lo largo de la historia han logrado ciertamente que existan ciertos leitmotivs culinarios en tierras separadas por kilómetros de agua. Como dice en su libro de recetas Montalbán, si existiera una bandera del mediterráneo debería aparecer la berenjena que se encuentra en todas partes. Pero estas tierras no están rodeadas de relieves geográficos infranqueables, de manera que el denominador común se ha visto corrompido por las más diversas influencias, tan enriquecedoras, tan mestizas. Yo no soy fan de la uniformidad y me niego a pasar por el tubo de la cocina mediterránea o de la asiática, o de cualquier fórmula simplificadora que facilite vender ideas simples prefabricadas en un mundo que al parecer ha descubierto una forma de asimilación rápida en el maniqueismo modernizado en versión comercial (para más referencias, véase el famoso eje del mal) dinamitando antes de contruirlos, los puentes que nos unen.

Y esto nos conduce a otra polémica, que no es sino la misma, porque la diversidad es difícil de ingerir, es difícil de digerir y además no vende. Yo nací a la orilla de este mar, pero soy catalana por ascendencia mayoritariamente masculina de manera que no he heredado un recetario familiar, ni una identidad culinaria tradicional y para acabarlo de macerar (esta expresion traducida literalmente del catalán me viene como anillo al dedo en este blog) ni mi madre ni mis abuelas sienten gran pasion por la cocina y de ahí, supongo, mi con_fusion. Pero esta mezcolanza no me molesta, no trunca mis esquemas, sino despierta mi curiosidad, me incita a profundizar en las diferencias, a huir de las visiones homogeneizadoras y ante todo a no clasificar, priorizar, ensalzar ni rebajar tradiciones culinarias entre ellas. Y me insta a defender la mía porque la tengo cerca, porque es riqueza y me confiere identidad y consigue que se desarrollen mis raices.

Aquí dejo pues este post, que como habréis podido entender, de lo que menos habla es de cocina.

Falafel (salen bastantes, se pueden poner la mitad de ingredientes pero yo aprovecho para congelarlos ya que siempre quedan bien en plan aperitivo)

1/2 kg de garbanzos
2 patatas medianas (no sé si es muy ortodoxo)
5-6 dientes de ajo
1 cdc de comino en polvo
1 cds de semillas de cilantro (coriandro?)
1 bolsita de levadura en polvo
perejil picado fresco o seco que también vale
sésamo

Dejar en remojo toda la noche los garbanzos, y es que esta receta se enmarca dentro de la tradicional paciencia.

Al día siguiente, hervir las patatas y dejarlas enfriar. Poner en la picadora tooooodos los ingredientes y espero que su motor sea de buena calidad porque con lo que tiene que trabajar para picar todo le vamos a reducir su vida útil de forma considerable. Eso sí, el premio es un delicioso homemade falafel que os recomiendo encarecidamente...

Dejar reposar una hora a temperatura ambiente y depues darle forma a las croquetillas. Yo me he apropiado de un aparatejo (la historia es larga) que va de muerte para darles la forma, pero sin ir más lejos, dos cucharas formaran unas quenelles fantásticas. También le pongo algunas semillas de ajonjoli (usease sésamo) por encima siguiendo la tradición aprendida y los frío en abundante aceite (si, esto es sano pero no apto para regímenes hipocalóricos, so sorry).

Bueno, sé que en ciertos lugares les ponen tambien habas aunque he oido decir que porque eran más baratas que los garbanzos. La verdad, así salen ricos.

domingo, 26 de agosto de 2007

del verano y otros demonios



Al final, me he ido cuatro días de okupa a la piscina de mis padres y como era de preveer, el tiempo ha empeorado y ahora que he vuelto parece que mejora para la semana que viene. Sin comentarios. Pues nada, a lo tonto a lo tonto ya está aquí la vuelta al cole y es que no puedo evitar que para mi el año laboral empieza en setiembre. De manera que mi fin de año no es más que un pequeño rellano en el que retomar fuerzas para proseguir hasta el verano, que es el ático, en el que ponemos tantas esperanzas y que luego nos decepciona, por escaso, por caluroso, por pasivo... Y este año, a mi personalmente, por profesionalmente incierto. Pero sí, tenemos un curso por delante repleto de desafíos por convertir lo rutinario en extra-ordinario y seguir motivados por nuestros bocados de realidad a veces indigestos. Aunque donde hay una buena mesa, con buena compañía, y timbales de blinis entre otros, que se rinda a la evidencia cualquier retal de crisis existencial.

Timbal de blinis (4 pers.>)

Blinis (receta de Les bonheurs de Senga)
1/2 yogurt de cabra
1/2 dl de leche
1 huevos
100g de harina
1/2 sobre de levadura

Timbal
2 aguacates
1 lima
2 latitas de atún al natural
200g de salmón ahumado
2 cds de mayonesa
24 langostinos

Blinis

Mezclar las yemas, el yogurt, la leche y la levadura. Incorporar la harina. Dejar reposar min. 1 hora a temperatura ambiente.

Timbal

Cocer los langostinos al vapor. Retirar la cabeza y pelar. Cortar los aguacates en daditos y rociar con lima. Incorporarles el atún desmenuzado y la mayo. Salpimentar. Cortar el salmón ahumado en daditos. En mi caso, como eran lonchas, lo corté en trocitos pequeños y listos.


Montaje final

Incorporar las claras a punto de nieve a la masa de los blinis que seguramente ha hecho burbujitas al fermentar... Poner una sartén a calentar y freirlos como si de pequeñas crêpes se tratase. Usar el molde con el que montaréis el plato.
En el molde ir poniendo las capas: blini, salmón, blini, aguacate/atún y langostinos. Chorrito de AOVE (si lo hacéis de hierbas véase ciboulette o el simple y rico rico perejil pos mejor que mejor) y a la meeeeeesaaaaa!!!!!

miércoles, 22 de agosto de 2007

Lo que pasa cuando llueve y te entran unas irresistibles e irreflenables ganas de comer chocolate

Se acerca el setiembre que sale en los libros, lo noto, porque llueve y han bajado las temperaturas. Recuerdo en el colegio, todos los libros, al hablar de la vuelta al cole mencionaban abrigos, guantes, manzanas... pero aqui el otoño no llegaba hasta noviembre como aquel que dice y siempre me parecía extraño encontrar aquellas referencias en libros aparentemente serios, de los que se usaban para aprender. A ver si al final tendrán razón los libros y mi escepticismo se fundamentará en un quidproquo, una simple confusión de contexto (este uso del futuro para lo incierto del pasado o presente siempre me ha hecho gracia, "¿pero donde estarán en este mismísimo momento?").

Encontré esta receta de brownies, para mí otoñales del todo, en el blog Beau à la Louche e inmediatamente tuve ganas de probarlos. Utilizé un chocolate para hacer a la taza que llevaba canela incorporada (sale el envoltorio en una de las fotos que con un clic se hace más grande). Esto sumado a la media cucharadita de canela posterior y al azúcar moreno que no sé porque pero acentúa su sabor, ha derivado en un brownie canelado crujiente. Es de esos caprichos que mentalmente ves, en su caja, que mentalmente hueles, ese aroma a canela y chocolate, y que fisicamente te empuja hacia la cocina, a abrir la tapa, a verlos, a olerlos y comértelos. Releyendo la frase anterior, parece de película/libro de terror pero ni caso, están de mueeeerteeee! jajajaja! Ah! y no os he contado que salí de forma compulsiva, con mis chanclas, bajo la lluvia torrencial, y me recorrí el barrio entero en busca de las almendras fileteadas, por lo que pudieráis pensar.

Brownies crujientes muy acanelados


200g de chocolate negro
125g de almendras fileteadas
100g de mantequilla
100g de azúcar moreno (si es blanco yo creo que con menos se hace)
1/2 cdc de canela en polvo
50G de harina
3 huevos

Precalentar el horno a 200ºC.
Dorar las almendras fileteadas en una sartén.
Fundir el choc en el micro con un poco de agua unos 30 s. y luego remover bien. Mejor poco a poco, si hay que reintroducirlo en el micro pues unos segundillos solamente.

Mezclar la mantequilla (reblandecida, mejor sacarla con anteiroridad de la nevera), el azúcar y la canela. Ir incorporando mietras se mezcla todo la harina, los huevos, el chocolate y las almendritas (que no estén muy calientes a poder ser).

Verter en un molde antiaderente, sino usar papel de horno untado en mantequilla. Lo ideal es que la capa de masa sea de 2-3 cm para que el centro quede jugoso y que el molde sea rectangular o cuadrado, eso ya cada uno con sus recursos se monta su propia película. Al horno 15 min para mí fueron suficientes.

martes, 21 de agosto de 2007

Déjà vu

Me da que me repito un poco. Pero bueno, en verano apetecen más que nunca los tartares y después de descubrir la maravillosa asociación de la mostaza, la miel y el eneldo tengo esa manía de querer aplicárselo a todo. Además, por si no os habíais dado cuenta me encanta el salmón. Creo que acabo de poner sobre la mesa un trazo de esos de mi personalidad, si, cuando una canción me gusta la exprimo con el repeat one hasta que la aburro y esto extrapolado a otras parcelas de la vida no siempre es tan inofensivo como parece. Ahora resultará que el blog tambien puede hacer de psicólogo, aunque seguramente, ello conduzca a un picado de la audiencia (realmente, si no me aguantas, pos no quiero compartir contigo mis recetas, que lo sepas). Bueno, retomo mis propias riendas de mi propio ser, dejo de divagar y apunto mi receta.


Tartare dos salmones (4U&2other)


200g salmón fresco (previo paso por el congela por si los anisakis)
100g salmón ahumado
1 lima
1 cds de mostaza (esta vez de la que pone que es fuertecilla)
1 cds de miel
eneldo (la cantidad a elección, el sabor de la hierbecita es pronunciado)
sal y pimienta

Primeramente, cortar el salmón fresco en daditos salpimentar y rociar con el zumo de la lima. Resevar en la nevera.
Segundamente, cortar en daditos el salmón ahumado intenntado picar lo menos posible porque si no pos, al desaparecer pierde bastante el plato.

Terceramente, preparar el aliño (porque tampoco eso sirve para macerar la verdad, es la lima la que se lo está currando en el frigo) con la mostaza, la miel y el eneldo. Probar y que cada uno lo ajuste a su gusto. A mi me ha gustado mucho con la mostaza fuerte alemana que me dio por comprar pero bueno que cada uno se encuentre en paz con sus papilas gustativas.

Cuando os parezca que está en su punto el salmón crudo, quitar el excedente de lima del "primeramente", colarlo mejor, porque ya no hace falta que lima cueza nada más. Veréis que ha cambiado el color del salmón crudo, ya no és tan vivo, parece cocido. jajaja! Mezclar con el salmón ahumado y el aliño y a la nevera 1 horita. Va rápido porque está todo cortado pequeño.

Yo decoré con un poco de aliño de mostaza antigua, miel y aceite bueno pero es más por la apariencia, igual que la alfalfa germinada. Es que teníamos invitados...

viernes, 17 de agosto de 2007

Puuuulgaaaaaaaa! Tienes que hacer algo con todos estos melocotones.


Siempre que sucede, pues ocurre, que al ir a la frutería con S. se nos van los ojos y compramos demasiada fruta. Si seguimos el ritmo de ingesta calculado en la tienda en nuestros desvarios para autojustificarnos la compra, no pasa nada. Pero si, en algún momento, sobreviene uno de esos períodos de inapetencia frutal, entonces se fastidia el invento. Todo esto para contar que tenía que darle salida a unos hermosos, amarillos y grandiosos melocotones antes de que se convirtieran en auténticas pasas de nevera. Navegando a mi aire por la red encontré en la página de Miamourdises una sugerente combinación de melocotón con albahaca y de ahí a la idea de un sorbete fresco, helado, pos no pasó ni una milésima de segundo. El resultado está de muerte mortal y, dicho sea de paso aunque no venga al caso, me encantan mis auténticas copas seventies de la foto que son las de casa de mis padres de toda la vida y que finalmente han acabado formando parte de mi cristalería. Tienen una burbujita de aire en el pie...

Sorbete melocotón-albahaca


3 melocotones (amarillos, grandes, olorosos...)
5 hojas de albahaca
150ml de agua
100g de azúcar

Hervir el agua con el azúcar durante 1 min para obtener el amíbar. Quiero intentar con edulcorante algún día por eso de las calorías... pero por ahora ciñámosnos a lo clásico.
Pasar por la batidora los melocotones con las hierbas hasta obtener un puré. Mezclarlo con el almíbar frío y poner al congelador. Remover a menudo para romper los critales de hielo que se vayan formando. Yo creo que a las 3 horas está listo aunque yo lo dejé toda la noche y lo saco un poco antes para que no esté tan frío.

martes, 14 de agosto de 2007

Incursiones por el lejano oriente

Quien no siente curiosidad por la cocina oriental? La verdad, constituye un mundo a parte tanto por los productos como por las técnicas y me parece de lo más inspiradora. Es cierto que la encajonamos sin pararnos muchas veces a analizar su gran diversidad y riqueza pero estoy sensibilizada y dispuesta a dejarla entrar en mi cocina (si ella se deja claro está).

Las gyoza son unas pequeñas enpanadillas originarias de china muy pero que muy fáciles de hacer y bastante resultonas como veréis. En Japón se fríen en la plancha y en China se hacen al vapor y además he podido observar que la manera de doblarlas es diferente. Bueno, la receta que yo he adulterado es la japonesa (por las peculiaridades de mi querido S. fundamentalmente) aunque algún día me cargaré también la tradición milenaria china intentando imitarla. ;-)

Gyozas (once again my way)


1 paquete de masa wonton (de venta en los hipers orientales congelados)
300gr de magra de cerdo picada (2 veces)
1 manzana
gengibre en polvo (o rallado más mejor)
1 cdp de aceite de sésamo
salsa de soja oscura
aceite de oliva

Se mezcla la carne con la manzana, el gengibre, la cucharadita de aceite de sésamo (si os gusta poned más pero a mi me parece un sabor bastante fuerte) y un chorrito de salsa de soja. Creo que son más tradicionales la col, la cebolla y los langostinos pero yo es que soy muy mía.

Mis raviolis eran cuadrados de manera que con la ayuda de un vaso los corté y los fui rellenando con la masa anterior. Al doblarlos, el borde de un lado queda plano y el otro se plisa para que queden tal y como veréis en la foto de abajo en la que están crudos.

En una sartén, se pone un chorrito de aceite y se colocan los raviolis en fila apoyados los unos en los otros. En cuanto se frien de un lado se les da la vuelta (yo para asegurar el tiro lo he hecho con un plato como si fueran un tortilla, los recursos de siempre vamos) y cuando estén del otro lado se añade una tacita de agua y se tapa la sartén para que se cuezan al vapor. En cuanto se vuelve a oir chiporrotear el aceite se retiran. Ya están listos.

La salsa, pues hay miles de combinaciones y seguro más acertadas que la mía. Ahora, eso si, yo os puedo decir que la mezcla de aceite de oliva con salsa de soja me ha encantado. Claro que el aceite que he puesto es fuertecillo porque para mantenerle el pulso a la salsa de soja...

sábado, 11 de agosto de 2007

Caviar de pobre


No tengo ni idea de donde ha sacado mi suegra que las sardinas en salazón saben a caviar pero no voy a ser yo quien le lleve la contraria. De manera que esta receta no va de caviar sino de sardinas. Me gusta probar estos sabores que debido a los progresos de la técnica hoy ya no resultan imprescindibles y en consecuencia se van perdiendo. El arroz suaviza el sabor y las hierbecitas añaden matices... bueno creo que nos gustó a la mayoría.

Ensalada de arroz con sardinas en salazón (4 personas)

8 sardinas (sucias, con escamas, con tripas y con tó..)
sal fina
4 tacitas de arroz
alfalfa germinada
cebollino y albahaca (basilicum)
aceite, sal y pimienta

Se colocan las sardinas enteras en un recipiente y se van cubriendo de sal a medida que se apilan las capas. Yo las pongo en el congela (por si los anisakis) pero es opcional y las saco cuando preveo que las voy a necesitar. Lo principal es que se pasen dos días en la nevera normal.

Se coje parte del cebollino y la albahaca y se pasa por la batidora junto con aceite. Se cojen las sardinas, se aplastan un poquillo y se pelan. Luego se sacan los dos filetitos y se introducen en la totalidad del aceite con hierbas. Se dejan reposar en la nevera un par de horas.

Se cuece el arroz en abundante agua con sal. Se cuela y en cuanto se enfrie un poco se mezcla tambien con parte del aceitillo en el que estan las sardinas. Se deja reposar en la nevera un par de horas.

A la hora de montar el plato, coloqué los filetes pegados a las paredes del molde, lo llené de arroz, desmoldé y coroné con brotes de alfalfa.

Este entrante es sencillo, sabroso, fresco y tiene esa pizca de nostalgia de lo tradicional que me encanta. Una sincera recomendación de la Pulga.

martes, 7 de agosto de 2007

Del pollo se aprovecha todo o lo que viene siendo un post casero

Como dice mi suegra, cualquier día paso los huesos del pollo por la picadora y hago pastillas de calcio. El pollo da mucho pero mucho de sí y ahora que me he puesto a pensar, lo utilizo un montón y con diferentes recetas, maneras de cocinar, salsas... En casa somos más bien de pechuga. Al final lo que sobra cuando hago un pollo al horno para los dos son los muslos, demasiado melosos en mi opinión (a mi abuela, como a todas las del mundo que suelen reservar los muslos para los nietos, le costó aceptar mis preferencias pero lo tiene superado). No somos de estas parejas tan bien avenidas a las que les basta medio pollo, no, nosotros tenemos que comprar el pollo enterito porque los dos queremos pechuga. Y la verdad es que ya me he acostumbrado a hacer croquetas con ellos. Me organizo para hacer la masa el día anterior y listos. Así pues, esto de las croquetas se ha convertido en un movimiento a tres tiempos. Primero se hace el pollo al horno con hierbecitas de provenza que son un grandísimo invento (seguramente de un nobel de la kitchen), luego se comen las pechugas (existe la otra variante para los que prefieren los muslos o incluso para las parejas que se complementan y les basta con medio pollo) y finalmente se hacen las croquetas. Ah, bueno y claro se comen tambien, ya me fastidió mi elegante ritmo ternario. :-(

Bueno, la receta de las croquetas es tan clásica que tenemos tendencia a banalizarla pero yo estoy convencida de que detrás de una croqueta hay mucha sensibilidad y nunca nunca hay que subestimar el potencial revelador de una croqueta. Os lo digo de verdad, si a Proust le transportaban a la infancia las madalenas a mi lo que me inspira son las croquetas: crujientes por fuera, suaves por dentro, las de mi abuela, de mi madre, las de casa de mis primos, cuando me invitaban a casa de alguna amiga, frías de nevera, cuando robábamos masa cruda... Mi vida está repleta de recuerdos relacionados con las croquetas! Y finalmente están las mías, con ese sabor a hierbecitas que le da el pollo al horno y que a S. le encanta. A partir de ahora que tenéis a mano mi receta casera, quedan prohibidas las croquetas congeladas u os arriesgáis a perder la conexión directa de los sentidos con los recuerdos a través de las croquetas crujientes, aromáticas, caseras y recién hechas. Ah! y sobre todo, apuesto por cultivar la diversidad de recetas de croquetas, aprender de las madres y abuelas e innovar constantemente para crear nuestra propia fuente de recuerdos.

Croquetillas en tres tiempos usease pollo a banda (una receta casera de esas que con un poco de práctica triunfan por si solas)


1 pollo (si es de esos criados en libertad mejor, son más caros pero es que la apariencia y el sabor son bastante diferentes y en esta receta se aprecia bastante la diferencia)

hierbas de provenza
1/2 limón
aceite, sal y pimienta
1 cebolla picada (yo la paso directamente por la picadora porque si encuentran trocitos...)
2 cs colmadismas de harina
1/2 litro de leche (cantidad sujeta al control de calidad a ojímetro...)
1 huevo
pan rallado
aceite y sal

El pollo es un animal muy soso de por sí, de manera que es mejor ponerle sal, pimienta y hierbas por fuera y tambien por dentro. Ah! olvidaba que antes hay que limpiar el pollo (fuera vísceras!). Luego se introduce el limón cortado (en el sentido que queráis) dentro del pollo y se rocía con un chorro de aceite de oliva. Vale, lo confieso, a veces le pongo media pastilla de caldo desmenuzada dentro porque le da mejor sabor. Y nada, ahora viene el trabajo fácil, 1h al horno a 200ºC. Ojo con el tiempo de cocción que viene más bien marcado por el tamaño del pollo. Mi técnica casera que no incluye termómetro es abrir un poco el muslo con un cuchillito y mirar que ya no esté rojizo (que no se ría nadie, que os estoy revelando mis trucos).

Cuando el pollo esté frío, desmenuzarlo y pasar los trozos por la picadora a velocidad no muy alta. Es importante que no quede una masa de carne de pollo compacta sino trocitos de pollo irregulares. Si algún trozo quedase un poco grande lo acabáis de cortar a cuchillo. Picar la cebolla y sofreirla con poco aceite a fuego no excesivamente fuerte hasta que quede transparente. Incorporar entonces el pollo junto con el líquido resultante de su cocción al horno y pasarlo por la sartén. Incorporar la harina y dorarla un poco para que pierda su sabor de harina cruda. Yo voy vertiendo la leche en 3 o 4 veces mientras voy removiendo y la masa incorpora la leche. No olvidar de rectificar de sal. En cuando se ha logrado la textura que nos gusta, hay que seguir trabajando la masa hasta que se compacta un poco más y se despega de las paredes, orientativamente unos 5 min. Ojo que con este último procedimiento se espesa más, de manera que si la queréis más bien suelta añadidle un poco más de leche antes pero sin pasarse que sino luego al freirlas reventarán.

Se vierte la masa finalizada en un molde, se deja enfriar a temperatura ambiente y luego se introduce en la nevera toda la noche. Al día siguiente, se corta la masa en parte iguales y se le da la forma que se prefiera. Se rebozan en huevo batido con un poco de sal y en pan rallado. Finalmente se fríen. Ojo! Freir croquetas caseras en sarten no es fácil, hay que intentar que se doren de formar progresiva y regular por todos los lados para que no se agrieten, salga la masa y empieze a salpicar el aceite. Para ello, les voy dando la vuelta continuamente aunque la solución profesional es que queden completamente sumergidas en el aceite en una freidora pero esto son croquetas caseras y es lo que hay.

viernes, 3 de agosto de 2007

Inspiración nórdica o en busca de un soplo de aire fresquito


Tengo que admitirlo, mi pertenencia a la especie humana no es ambientalmente sostenible. Esta noche hemos dormido con el aire acondicionado y esta mañana yo era otra persona. Con las ideas claras, despierta, motivada, alegre... Lo he intentado, hasta hoy no habíamos encendido el aire pero ahora que hemos probado la fruta prohibida, auguro un futuro de despilfarro y contaminación sin precedentes entre las cuatro paredes de mi casa. Soy culpable, lo admito, y espero que las almas que habitan en los pocos bosques que quedan no se rebelen contra mi, espero no haber corrompido mi karma hasta el fin de mis días y no, no me arrepiento de dormir fresquita. El sueño del apagón produce monstruos.

Cheesecake de salmón

1 sobre de salmón ahumado
100g de Philadelphia® light (por lo que deriva de la gravedad aunque el normal tambien vale)
2 cs de miel
2 cs de mostaza antigua (o nueva pero no pasada eh!)
1/2 limón
1 hoja de gelatina
crakers (en mi caso de espelta)
50g de mantequilla
eneldo
sal y aceite

Recortar el salmón del tamaño del molde. Picar el resto en trocitos pequeñísmos.

Aplastar las galletas. Cada uno su método, el mío, una mano de mortero y un bowl que tampoco hay que picar fuerte. Se mezcla con la mantequilla fundida, se aplasta bien con el culo de un vaso (o vasito de chupito en este caso) en el fonde de un moldecito y al congela a que se solidifique un poco.

Poner la hoja de gelatina en remojo con agua fría. Verter el queso de untar en un bowl y ablandarlo, luego añadir los trocitos de salmón, la miel, la mostaza, el eneldo picadito, un poco de sal y mezclar con las varillas. Calentar el zumo del medio limón y añadirle la gelatina para que se desaga. En cuanto esté templado, verter en el bowl y mezclar bien.

Verter la mezcla de queso en el molde y tapar con la lámina de salmón cortada al inicio. Picar un poco de eneldo, esparcirlo y tapar el molde con papel film. Poner en la nevera unas horas para que coja bien la gelatina. Lo ideal es hacerlo el día anterior.

Justo antes de servirlo, preparar una salsita con miel, mostaza y aceite bien mezclado con las varillas. Para desmoldar, rodear el molde con un trapito caliente durante unos segundos y si es necesario pasar la lámina del cuchillo por el borde. Poner la salsa por encima o al lado...





Este cake tine un sabor nada común, os lo aseguro, por la mezcla del eneldo, la miel, la mostaza y personalmente me ha parecido un auténtico descubrimiento. Si es que cuando me da por exprimirme el limón, al final hasta sale algo, de pura casualidad... Se me ocurre incluso hacerlo en un molde de cubitos de hielo y pinchados por un palillo, creo que como aperitivo tambien debería funcionar.

jueves, 2 de agosto de 2007

Alienación vacacional

No es que me apasione ponerme la máscara cómico-cínica pero hay cierto tipo de situaciones que lo requieren a gritos por lo absurdas, reiterativas y banales a los ojos del resto y que me sacan de mis casillas. Al final acabarán consiguiendo que aborrezca las vacaciones!

Para empezar, está esa obsesión por consumir viajes en vacaciones. Si no te has ido a algún sitio y vuelves con fotos exóticas parece ser que no te has podido "relajar". Pero si con el estrés de tener que visitarlo todo en una semana vuelves al trabajo para descansar! Cuando cedes a esta presión consumista (porque acabamos cediendo la mayoría y vaya como cedemos), vas a la agencia de viaje donde te encuentras un montón de paquetes prefabricados que no incluyen ninguna excursión ni la bebida. Pero por el amor de dios, como pueden no incluir la bebida en verano en un viaje a Egipto!

De los aeropuertos y compañías aéreas ni hablemos, si no nos podemos quejar a las azafatas y aquellos que están de cara al público porque ellos son tan víctimas de la situación como nosotros, entonces a quien le vas a exigir soluciones? Si es que ellos no tienen la culpa y todo el mundo se les hecha encima, pero vaya caparazón que tienen...También hay que decir que en este pais hay mucho perro ladrador. Los libros de reclamaciones apenas contienen quejas y la mayoría son de extranjeros porque la cultura de la reclamación aquí es, desde mi punto de vista, totalmente inexistente. Lo cual no me extraña lo más mínimo porque cuando ves que descaradamente han cancelado el vuelo por falta de pasajeros (vale, en temporada no estival, sólo es un ejemplo), alegando avería y apelando a lo serio que es el tema de la seguridad, rellenas todos los papeles de reclamación habidos y por haber, exigiendo sino ya indemnización alternativas, y nunca pero nunca te responden. Entonces te preguntas donde deben haber ido a parar todas las reclamaciones. Vaya! por eso se obturan siempre los retretes en los aeropuertos! Porque hay que ver el asco que dan en la época de vacaciones, no hace falta que pongan carteles indicativos.

Luego al llegar al hotel, puedes estar agradecido de que la casualidad haya hecho que la categoría del folleto se corresponda realmente a la del alojamiento proporcionado y que realmente tenga restaurante y no te lleven a cenar a cualquier otro establecimiento siempre de categoría inferior (última experiencia turística reportada por mis padres). Por no hablar de esos packs todo incluido que personalmente no se me ocurriría coger a menos que viaje en pareja y tenga previsto pasarme toda la semana encerrada en la habitación, aunque para eso yo me quedo en casa. Ahora que lo pienso, viene siendo el pack típico de luna de miel no? Que poco glamurosa soy, yo me fui de camping a África lo cual, no es exactamente lo mismo, verdad? Pero como puede haber gente a la que le apetezca pasarse encerrado todas las vacaciones en un centro turístico, suerte de jaula de oro rodeada incluso de miseria en algunos casos? Asándose al sol como los pollos en la piscina del hotel sin la más mínima curiosidad por conocer el pais. No lo entiendo, a mi esto me aburre en sobremanera y más que relajarme podría llegar a conducirme a un estado de alienación vacacional.

Ah! Se me olvidaba comentar que debido a mi inestabilidad laboral es probable que este verano me quede sin vacaciones, lo cual explica mi vena cómico-cínica-"desperate working girl" (pero sin armas, a veces no entiendo las traducciones de los títulos de las pelis). snif! snif! snif! snif! snif! snif! Para superar esto me vale con poca cosa, por eso, una torradita inspirada en una tartaleta del televisivo Arola en la que mezclaba escalivada con foie. Y el que no se consuela, es porque no quiere. :-)


Torrada para pasar este trago

1 minichapata
1 loncha de foie (mousse, micuit o lo que os apetezca el bolsillo...)
1 pimiento
1 berenjena
1 cebolla
sal Maldon o flor de sal, sal, pimienta, azucar y aceite (AOVE, mola! lo he visto escrito así por los blogs)


Pues lo de siempre que tiene la escalivada, poner el pimiento, la berenjena y la cebolla al horno a 180º durante 1/2 hora (o hasta que el pimiento este un poco tostado y aplastado). Luego se envuelve el pimiento en papel de periódico o bolsa de plástico unos minutos para que con su propio vapor luego salga mejor la piel. Pelar los vegetales y cortarlos a tiras estrechas. Salpimentar y regar con aceitillo.
Cortar la chapatita por la mitar longitudinalmente y poner la escalivada. Encima la loncha de foie con azúcar espolvoreado por encima. Quemar el azúcar (yo uso un hierro de esos de quemar crema catalana que caliento en el fuego, para los que tengan otro tipo de utensilios profesionales mejor). Espolvorear con escamas de sal.

Bueno esta torradita, montadito, bruschetta... está de muerte y no tiene más, o sea que si os surge la ocasión la Pulga os recomienda sinceramente que la probéis. Que os vaya bonito en vacaciones!