domingo, 29 de marzo de 2009

Tempus fugit


Me ha pasado la semana volando. Ni siquiera me he dado cuenta, en mi loco intento por sacarle todo el jugo a cada momento, que ello precipita la pérdida irremisible del instante presente. Me sucede a veces que casi me olvido de mi misma y me convierto en pura voluntad por lo que hago. Y me da miedo, porque entonces me convierto en un ser monodimensional, caminando en línea recta, olvido indagar por los recovecos que me brindan felicidades sencillas. En resumen, muchísimo trabajo, aunque menos mal que ha llegado el fin de semana.


Despues de esta introducción que al releer me parece orientalizante, una receta acorde. Desde que he descubierto el garam masala, hago inventos con todo lo que se me pone al alcance de la mano. Empecé con un pollo con yogurt que quedó increíble y lo que no me esperaba era que la mezcla de pisto con garam masala fuera un auténtico descubrimiento. El secreto: las especias que compré en el Barcelona Degusta y particularmente el Cardamomo Negro del Nepal, una sobredosis de aroma contenida en sus oleaginosas semillas que le dan un sabor y un olor penetrante a la mezcla. No es fácil encontrar según que especias, aunque ultimamente he descubierto otro alijo, curiosamente, en el badulaque de la esquina. La fuente de la receta es un libro que compré: "Cocina Hindú" ed. Parragon, en el que he encontrado varios fallos en las cantidades pero me costó muy barato y, para ser honesta, responde a una compra compulsiva.


Garam Masala


1 rama de canela
8 guindillas rojas secas
5 cdas. de semillas de cilantro
2 cdas. de semillas de comino
4 vainas de semillas de cardamomo negro
1 cdp de semillas de hinojo
1 cdp de semillas de mostaza negra
2 cdp de granos de pimienta negra
1 cdp de clavo

Tostar la rama de canela junto con las guindillas durante un par de minutos. Añadir el resto de los ingredientes y tostar 10 min más a fuego medio bajo. Para el cardamomo negro, abrir las vainas y sacar las semillas. Pasado el tiempo, y con la nariz a punto de explotar por la mezcla de aromas intensos retirar del fuego y dejar enfriar. Triturar todo (en mi caso accesorio picador del minipimer) y guardar en bote con cierre hermético. Fácil e intensamente aromático.

domingo, 15 de marzo de 2009

Celebrando que hoy es hoy

Esta receta (un poco adulterada por mi practicidad fundamentalmente) proviene del fantástico blog Chili und Ciabatta. En una primera cena lo serví como mousse usando el sifón para que quedase más esponjoso que batido. Lo que sobró fue a parar al congelador y de ahí a una mousse helada con un poco de caramelo sólo faltó un leve pretexto; una tarde de domingo en casa. Una manera de celebrar que hoy es hoy, que cada día es una experiencia única y que hasta la rutina puede transformarse en algo especial, diferente e irrepetible.


Mousse de chocolate blanco y café con Baileys

300ml de nata para montar
100g de chocolate blanco
2 hojas de gelatina
1 cdp de café soluble
1 huevo
30g de azúcar
20ml de Baileys

Poner la gelatina en remojo. Fundir el chocolate blanco en el micro con un poco de nata. Cada 30s parar para remover haste que esté fundido. Mezclar con el café soluble. Calentar un poco más de nata y diluir la geltina escurrida.

Batir el huevo con el azúcar. Mezclar la nata con el huevo y el chocolate y la gelatina tebios. Verter en el sifón. Incorporar dos cápsulas de gas. Reservar en la nevera un par de horas.

Se puede servir directamente a la salida del sifón o bien congelar y servir como un helado un par de quenelles.

domingo, 8 de marzo de 2009

Porque estamos aquí?

Increíble, se han vuelto a superar. Lo confieso, me encanta esta bebida, y aún no he descubierto si lo que me engancha es la cafeína, el azúcar o su márketing. No hubo campaña de navidad este año y su papanoel rojo con copyright no asomó por el televisor para comunicarnos sus tradicionales y arquetípicos mejores deseos sin efecto en las compras. Pero el ataque ha sido frontal a comienzos de año, han decidido devolverle el sentido a la vida en esta época de crisis económica e inapetencia consumista. Han apelado a lo básico, lo que nos une y nos hace frágiles. Señores, en mi opinión, una jugada maestra a todos los niveles. Jaque mate.



Despues de mi introducción, de esas de cosas de la vida, que llaman mi atención, que indudablemente estàn relacionadas con lo que ocurre entre las paredes de mi cocina. La receta de hoy no es la de pollo con cola, lo siento. Es una de esas de con_fusion, american cheesecake con aromas mediterrráneos. Los pasteles de queso son auténticos camaleones y admiten un montón de sabores. Esta vez para extraerle el aroma al romero lo he pasado por el minipimer con aceite. Lo cierto es que no me gustan los tropezones en el relleno por lo que intento inventarme la manera de aportarle aroma sin sustancia. La textura quedó estupenda, cremosa resulta verdaderamente perfecta. El mascarpone que se me ocurrió de repente en el lineal del súper, por no recurrir siempre al piladelpia, fue un acierto. La próxima vez me lanzo con un ricotta, uno de cabra cremoso... El sabor a romero quedó suave, quizás la próxima vez le pondré más romero. Lo acompañé con unos brotes, avellanas y una vinagreta de aceite, mostaza y un poco de chutney de cebolla y módena. Quizás un poco fuerte de sabor en contraste con el pastel, pero para mi gusto bastante acertado el punto dulce del chutney que le va que ni pintado al queso.

Cheesecake salado: base mascarpone y aroma de romero


250g de galletas saladas (las mías con sabor a bacon)
750g de mascarpone
3 huevos
1 chorrito de nata ligera
2 ramitas de romero
1/4 vaso de aceite de oliva
sal y pimienta

Picar las galletas en la picadora y mezclar con un chorrito de aceite. Colocarlas en un molde desmoldable con el fondo cubierto de papel para hornear. Presionar las migas en el fondo y las paredes con un vaso. Reservar.

Precalentar el horno a 150º aprox.

Distender el mascarpone con las varillar añadiendo el chorrito de crema de leche. Añadir el aceite picado con las hojas de romero. Remover bien. Salpimentar. Echar los huevos uno a uno removiendo sin batir para evitar que entre aire en la mezcla. El objetivo es que no suba demasiado en el horno ya que se rompería la superfície.

Hornear a 150º durante una hora. La temperatura varía de un horno a otro, debe quedar con una textura un poco tipo flan para que quede cremoso y no seco. Dejar enfriar toda la noche dentro del horno y reservar en la nevera mínimo 12 horas más. Los sabores se potencian al enfriar y mejora mucho.